jueves, 12 de agosto de 2004

Su sangre golpeó palpitando y palpitando contra mi mano...

Sin freno,
mis dedos recorrieron el contorno
del perfume,
signado por el acorde
desprejuiciado de una vieja amiga
de la araña.
Sonó la aspereza,
como cretina cónyugue del misterio,
mientras la puerta se abría
frente a la fatal lucha de la nieve y una pestaña,
caída entre mis ojos,
sueña con partir,
acompañada por la lluvia constante
del silencio prolongado
de la vida.

El maldito roce del chocolate me arrastra
como al fuego,
soñando pretéritos táctiles, y apenas
perdida,
la nieve derretida
por las lágrimas saladas
vuelve a escarcharse en mis penas...


Se ha enquistado
nuevamente el hada
para mecerme
en la cuna,
mientras devoro lo que
queda.



"Su sangre golpeó palpitando y palpitando contra mi mano..."



(Una vez más, el gigante se sonroja).



(Thank you William!!!!!!!!!!)
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